10 Tips para mejorar tu ortografía

Antes de que te digan “No eres tú, es tu ortografía” en un examen de oposiciones,  existen una serie de consejos que puedes seguir para mejorarla. Una buena ortografía aporta seguridad y confianza en el día a día. Además, es una excelente carta de presentación: si escribes correctamente, la imagen que proyectas, sin duda, será la de una persona con un importante bagaje cultural.

La ortografía es un aspecto que debes cuidar, ya que tu prueba de acceso a unas oposiciones puede fracasar si cometes muchos errores gramaticales. ¡Nada de estrés! Si tu ortografía no es muy buena, tienes que grabarte este mensaje: practica y progresa.

Aprende las reglas de ortografía. Para no cometer fallos, lo principal es conocer las reglas de ortografía.  Si no contamos con un manual físico, la RAE (Real Academia Española) debe ser nuestra web de cabecera. Otra alternativa muy interesante es la Fundéu BBVA (Fundación del Español Urgente) que vela por el uso correcto del idioma. De forma dinámica, podrás realizar consultas o acceder a la sección de recursos por temáticas.

Descarga aplicaciones útiles. Las apps  móviles pueden ser nuestras aliadas en el camino hacia la ortografía perfecta. Entre las opciones más recurrentes destacan:

• Tips de Ortografía en Español. Se trata de una colección de reglas ortográficas acompañadas de ejemplos interesantes.
• Palabra correcta. La aplicación pone a prueba tus conocimientos sobre gramática ya que tendrás que seleccionar la palabra apropiada para completar oraciones. En la misma línea, encontramos ¿Cómo dice que dijo? para divertirte mientras estudias.
• Esta opción nos propone una vuelta a la infancia a través de cuadernillos virtuales donde repasar las principales reglas ortográficas.
• Cazafaltas. Coleccionar pistas para averiguar la forma correcta de escribir las palabras propuestas.
• Y por último, no podrían faltar los diccionarios como el de la RAE o Larousse Español con un gran número definiciones y modismos de gran utilidad.

Lee sin parar. Está comprobado que las personas que leen con frecuencia comenten menos errores ortográficos. Existen muchas opciones desde libros, revistas o artículos específicos. Busca una alternativa que te motive e incorpora la lectura a tu día a día.

Escribe sin presión.  Puedes proponerte  el reto de escribir todos los días durante dos semanas. Un ejercicio donde todo vale: copiar letras de alguna canción o estrofas de poemas, diseñar un calendario de frases motivadoras o practicar la escritura creativa. Además de mejorar la ortografía, también cogerás soltura a la hora de redactar.

Diseña tarjetas. Fichas con palabras que tengan algún tipo de dificultad para ti. Por un lado, escribe la palabra y por el otro, frases o expresiones que te permitan asociarlas sin dificultad.

Busca sinónimos. Si no quieres arriesgar en el examen final con palabras que no llegas a escribir correctamente, memoriza sinónimos. Otra solución para ampliar tu vocabulario. Puedes visitar algunos ejemplos como WordReference o Sinónimos online.

Utiliza el corrector móvil. Es muy habitual que en entornos más relajados, como pueden ser las redes sociales o los chats, nos olvidemos de la ortografía y demos unas cuantas patadas al diccionario. ¡Debemos de evitarlo! Ya que si escribes o lees una palabra mal repetidamente, no hay vuelta atrás, y nuestro cerebro lo almacenará inconscientemente.

Redacta tu propio manual ortográfico. Un documento, a modo de resumen, que recoja las expresiones, reglas o palabras de utilidad. Piensa que es una guía personal, por lo que su diseño tiene que ser desde cero. Acuérdate de utilizar apoyos como las negritas o las cursivas, los mapas conceptuales o las infografías.

Pon atención. Sí ha llegado el momento del examen escrito… ¡Tranquilidad! Activa tus cinco sentidos y concéntrate en escribir adecuadamente. Recuerda que la mayor parte de los errores se cometen por no prestar atención y no repasar el texto final.

Tómate tu tiempo. Es necesario que realices el examen tranquilo y con tiempo. Al escribir muy rápido puedes olvidarte de los temidos acentos. Un error muy común que puede invalidar una redacción impecable.